Vuelvo a escuchar las gaviotas.
Me llega su vuelo, su relincho, su intento, su grito.
Las nubes se despejan y el cielo es del todo azul.
Hay una multitud de sintonías bailando alrededor de una fuente sagrada.
No se distingue ni el día ni la noche,
pues el propósito es el mismo.
Las chispas caen, en el momento y en el pesebre adecuado.
Son las chispas adecuadas…para transformar ese medio, ese mundo.
Hago manualidades con hilos,
tejemos redes y telas de esperanza.
Una multitud de gotas, sal y olas se transforman en un mar,
gigante, fuerte, acogedor.
Una luz tenue me llama al final de un pasadizo
Olores, sabores, texturas exquisitas
De relatos, canciones y cosquillas.
Y los pies mojados
